Regresa Gonzalo Giner con "Las ventanas del cielo"

Otra de las historias que ya está esperando a sus lectores en las librerías es "Las ventanas del cielo", el nuevo libro de Gonzalo Giner, autor de "El sanador de caballos", quien nos lleva de nuevo a la Edad Media para conocer la increíble historia de Hugo de Covarrubias, un joven que decide renunciar al destino que le ha marcado su padre, un mercader de lanas. Es por ello que abandona Burgos para adentrarse en el arte de los maestros vidrieros... pero una traición le obligara a huir de Burgos y terminar, por azar del destino, en África al lado del fascinante Azerwan.

Una espectacular vida llena de aventuras que nos llevará de Burgos a África, pasando por las grandes ciudades de la época del Medievo, como Brujas o Lovaina... Un viaje épico que nos desvelará la fascinante vida de Hugo de Covarrubias...




LAS VENTANAS DEL CIELO, de GONZALO GINER
Nº de páginas: 752 págs.
Encuadernación: Tapa dura
Editorial: PLANETA
Lengua: CASTELLANO
ISBN: 9788408168614

SINOPSIS

En la Edad Media hubo quien levantó catedrales de piedra para hacer de ellas la casa de Dios, pero fueron los maestros vidrieros quienes las convirtieron en auténticos sagrarios de color y luz.

Siglo xv, Hugo de Covarrubias decide renunciar al destino que su padre, un mercader de lanas, le ha marcado. Su decisión hace que abandone Burgos, pero también a Berenguela, su íntima amiga, y a su ambicioso hermanastro Damián, que ansía hacerse con la empresa familiar. Pero todo cambia al descubrir que su padre está siendo traicionado. Se ve obligado a huir para salvar la vida embarcándose en un ballenero vasco, en el que conoce a Azerwan, un fascinante hombre que se define como contador de leyendas y con quien compartirá en África un prometedor negocio de venta de sal.

La venganza le hace escapar de nuevo, esta vez con una mujer, Ubayda, y un extraordinario halcón, Aylal, en busca de su verdadero destino: aprender el arte de las vidrieras.

Una novela épica y de aventuras que se desarrolla en escenarios tan dispares como el desértico norte de África, la inexplorada Terranova y algunas de las más pujantes ciudades europeas de la época (Brujas, Lovaina o Burgos) y sus catedrales, en un tiempo en el cual sus viejas paredes se fueron abriendo para convertirse en auténticos sagrarios de cristal.

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